Si tienes una tienda online y sientes que “entra gente pero casi nadie compra”, respira: no eres el único. En Bolmia, como Agencia diseño web, desarrollo e IA 360, revisamos muchos ecommerce cada mes y casi siempre nos encontramos con los mismos fallos que frenan las ventas sin que el dueño se dé cuenta.

La buena noticia es que la mayoría de estos errores se pueden corregir sin tirar todo a la basura. No necesitas una revolución total, sino ir afinando piezas: cómo se ve, cómo se siente, qué transmite y qué tan fácil es comprar. Vamos a repasar, con ejemplos muy del día a día, esos detalles que están espantando clientes silenciosamente.
Poner bonito el escaparate, pero olvidar cómo compra la gente
Uno de los errores más repetidos es diseñar la tienda pensando solo en “que se vea chula” y no en cómo piensa tu cliente cuando entra. Desde el punto de vista de una agencia web, nos encontramos con menús que nadie entiende, categorías que parecen inventadas para el dueño y estructuras de navegación que obligan a dar diez clics para llegar a un producto sencillo.
Imagina a alguien buscando unas zapatillas cómodas para trabajar de pie todo el día y encontrándose con categorías como “colección urban street 3.0”. Si el usuario no ve rápidamente algo que le haga pensar “aquí está lo que busco”, se va. Por eso insistimos tanto en nombrar categorías con palabras que la gente realmente usa y en reducir el número de pasos para llegar al producto.
Un catálogo sin alma: fichas que no responden preguntas
Otro clásico: fichas de producto que parecen copiadas del proveedor, con textos fríos, sin beneficios claros y fotos que no ayudan. Un buen estudio de diseño web sabe que la ficha es como el vendedor de tienda física: tiene que anticiparse a las dudas.
No basta con poner medidas y materiales; hay que contar para quién es el producto, qué problema resuelve y cómo mejora la vida del cliente. Ahí entra también el diseño de páginas web: cómo se distribuyen las fotos, dónde va el botón de “añadir al carrito”, qué información aparece antes de hacer scroll. Cuando tuneamos fichas con textos más humanos, fotos en contexto y preguntas frecuentes, suele subir la conversión sin tocar el precio.
Ignorar el SEO y depender solo de anuncios
Muchos ecommerce viven enganchados a la inversión en publicidad porque casi no tienen tráfico orgánico. No es solo cuestión de “aparecer en Google”, sino de tener un diseño web con enfoque SEO desde el principio: estructura limpia, URLs claras, tiempos de carga decentes, contenido que responda dudas reales y productos bien etiquetados.
Cuando la web está montada sin pensar en esto, pasa lo típico: pagas anuncios para llevar tráfico a páginas lentas, confusas o poco relevantes, y el dinero se diluye. En Bolmia solemos revisar primero cómo está construida la casa antes de seguir metiendo presupuesto en llevar visitas, y apoyamos ese análisis con IA para detectar qué búsquedas traen ventas y cuáles solo traen curiosos.
Olvidarse del móvil: donde realmente te visitan
Otro error que sigue muy vivo: diseñar todo desde un monitor enorme y no desde un móvil. Hoy la mayoría de usuarios descubre tu tienda desde el teléfono, no desde el portátil. Si el botón de comprar está escondido, el menú es un caos o hay que hacer zoom para leer, estás perdiendo dinero.
Aquí es clave apostar de verdad por un diseño web responsive, no solo por “que se vea más o menos”. Probamos menús pensados para el pulgar, textos con tamaño cómodo, formularios sencillos y checkouts que se pueden completar en un par de minutos desde el sofá. Cuando la experiencia móvil es fluida, el usuario siente que la marca está cuidada y su confianza aumenta.
Querer vender sin pensar en la experiencia de compra
En ecommerce no se trata solo de tener productos chulos, sino de que el camino hasta el pago sea lo menos doloroso posible. Si el proceso es largo, pide demasiados datos, obliga a registrarse o no explica los gastos de envío hasta el final, la gente abandona el carrito.

En tiendas donde trabajamos el diseño de tiendas online, solemos acortar pasos, mostrar el resumen de compra de forma clara y añadir microcopys que acompañen: mensajes cortos que explican qué viene ahora, por qué pedimos ciertos datos o qué opciones de envío hay. Cuando el flujo tiene sentido y está alineado con un diseño web enfocado en ventas, se nota en el número de pedidos, aunque el catálogo sea el mismo. Por eso, en nuestro blog, te dejamos un artículo que te enseñará a orientar tu diseño web a conversión y cómo debes aplicarlo.
Descuidar la parte técnica y no hacer mantenimiento
Otro error que vemos mucho es dar por hecho que una vez publicada la web, el trabajo está hecho. Sin embargo, en el día a día empiezan a aparecer enlaces rotos, plugins desactualizados, errores en el carrito, caídas puntuales… y cada pequeño fallo es una venta potencial menos.
Ahí es donde una empresa de diseño web que entienda bien la parte técnica puede marcar la diferencia. No solo montando la tienda, sino ofreciendo un mantenimiento web mensual que incluya copias de seguridad, actualización de componentes, revisión de seguridad y pruebas periódicas del proceso de compra. Lo que al principio parece un gasto extra, termina siendo una forma de proteger ingresos.
Falta de visión 360: marketing, datos y tecnología separados
Muchas tiendas tienen a una persona llevando anuncios, otra encargada de contenidos, otra del desarrollo… y nadie se coordina. El resultado: campañas que llevan tráfico a páginas mal pensadas, cambios técnicos que rompen tracking, o diseños que no tienen en cuenta la analítica.
Desde una agencia de diseño web y marketing digital con enfoque 360, tratamos el ecommerce como un sistema: revisamos embudos completos, miramos mapas de calor, analizamos con IA qué bloque genera más fricción y dónde se pierden los usuarios. Con esa información es más fácil priorizar qué tocar: a veces no hace falta un rediseño completo, sino mover un formulario, cambiar una cabecera o simplificar el menú.
No escuchar a los datos… ni a los clientes
El último error es trabajar “por intuición” y no por evidencias. Muchos negocios miran solo las visitas mensuales y poco más. Pero la magia está en cruzar números con feedback real: grabaciones de sesión, encuestas rápidas, chats de soporte, reseñas y comentarios en redes.
Con esa mezcla puedes descubrir cosas muy concretas: un método de pago que falta, una duda recurrente sobre tallas, un plazo de envío mal explicado, un mensaje en checkout que asusta. Combinando el análisis de datos con herramientas de IA, en Bolmia detectamos patrones que a simple vista se escapan y proponemos cambios pequeños pero muy rentables.

Al final, un ecommerce que vende bien no suele ser el más “bonito”, sino el que está pensado para personas reales, con una experiencia fluida y una base técnica sólida. Si sientes que tu tienda tiene potencial pero no termina de despegar, revisar estos puntos puede ser el primer paso para convertir visitas en ventas de verdad y dejar de pelearte con un sistema que parece ir siempre en tu contra.
Preguntas frecuentes sobre errores en ecommerce
¿Cuáles son los errores más habituales en un ecommerce?
Los más comunes son menús confusos, categorías poco claras, fichas de producto pobres, procesos de compra largos, falta de confianza (sin reseñas ni políticas visibles) y webs lentas o poco optimizadas para móvil.
¿Cómo sé si mi tienda online tiene un problema de usabilidad?
Si los usuarios navegan mucho pero añaden poco al carrito, abandonan en el checkout o te preguntan siempre lo mismo por WhatsApp o email, es una señal clara de que la estructura, los textos o el flujo de compra no están bien planteados.
¿Por qué es tan importante la versión móvil de una tienda online?
Porque la mayoría del tráfico llega ya desde el móvil. Si la web se ve pequeña, tarda en cargar o el botón de comprar está escondido, el usuario se frustra y se va. Una buena experiencia móvil impacta directo en las ventas.
¿Qué puedo hacer para reducir el abandono de carrito?
Simplificar pasos, permitir comprar como invitado, mostrar gastos de envío desde el principio, ofrecer métodos de pago fiables y usar mensajes claros en cada fase del checkout. A veces pequeños ajustes en textos y diseño marcan una gran diferencia.
¿Hace falta rehacer toda la web para mejorar las ventas?
No siempre. Muchas veces basta con optimizar fichas clave, revisar el proceso de compra, mejorar la versión móvil y aclarar envíos y devoluciones. Lo ideal es medir, detectar cuellos de botella y priorizar cambios con mayor impacto.





